La superficie afectada por grandes incendios forestales ha aumentado en los países bajo clima mediterráneo en las últimas décadas, y se espera que esta tendencia continúe en el nuevo escenario climático a pesar del incremento de las inversiones en medios de extinción.

El efecto de estos incendios es devastador en términos ambientales y económicos, generando en la mayoría de los casos catástrofes humanitarias.

Además de escenarios climatológicos desfavorables, los grandes incendios requieren la existencia de masas de combustible forestal muy extensas y de gran continuidad horizontal y vertical, las cuales han surgido en la península Ibérica en las últimas décadas como consecuencia del abandono de las actividades agrícolas, ganaderas y forestales en las zonas rurales.

En estas circunstancias es frecuente que los incendios forestales se sitúen fuera de la capacidad de extinción de los medios profesionales y que las costosas infraestructuras de prevención convencionales se vean desbordadas a pesar del incremento de las inversiones en medios de extinción.